domingo, 4 de julio de 2010

HISTORIA DEL CERDO


Recorriendo las páginas de la Biblia se advierte que el cerdo, puerco, cochino o marrano, fué calificado por Moisés de animal "impuro", excluyéndolo de su consumo y dándole el nombre de PUERCO. Así es que los hebreos no pueden comer su carne ni tocarle después de muerto, precepto respetado también por Mahoma en su Corán.
Los primeros judíos, por esta prohibición miraban el sacrificio de un puerco como una injuria al Señor, comparándolo a los crímenes más horrendos , causa por la que los profetas amenazaban con la pena de muerte al que lo hiciese el uso de la carne.
Para algunos pueblos era objeto de desprecio, en cambio para otros no era así. No sólo se alimentaban de sus sabrosas carnes sino que le ofrecían en sacrificio a varios dioses como , Marte, Ceres y Cibeles.
Esto que sucedía en los antiguos pueblos de Italia y Grecia, estaba reprobado en Asia y continua siéndolo aún en todos los pueblos de Oriente.
En Grecia e Italia estos animales poblaban extensos territorios, llegando a abusar de sus carnes hasta el extremo de que tuvieron que dictarse leyes limitando y regulando su consumo.
Homero en su famosa odisea, nos habla del ganado de cerda , haciendo saborear con placer a sus héroes en la comida de honor.
Estrabón nos refiere sus numerosas expediciones de salazón a Roma y demás puntos de Italia y, Ulises aparece en la historia como poseedor de grandiosos corrales, conteniendo cada uno de ellos cincuenta marranas fecundas.
Leyendo a Plutarco, refleja los expléndidos " festines " de Antonio y Cleopatra ; adquirían celebridad por el inmenso número de puercos que en los mismos se consumían.
Los Galos y los Germanos criaron piaras muy numerosas y éstos últimos ofrecían al cerdo en sacrificio al Sol en el solsticio de invierno.
De aquí se deduce la importancia que en los anteriores siglos se ha dado al ganado de cerda. En los presentes tiempos no se deja de consumir tan "apetecible" animal, cuya estimación es cada día más creciente y que se consume con interes por todas las clases sociales, presentándolos en una gran variedad y preparada, arreglada y condimentada para "tentar " los paladares más exigentes... como es en El Real de la Jara, tierra del cerdo ibérico.

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